Dos y 1/2

De no ser por una palmada en la espalda que me han dado mis amigos, la verdad es que ya me hubiera muerto de amor hace algunos días. Cada que estoy a punto de caer me los encuentro como si fuera una casualidad y entonces siento su aliento, me levanto y sigo adelante.
No lleve los tulipanes que prometí llevarle el año pasado y ahora ni siquiera quiero hablarle porque se que quizá no me conteste el teléfono. Pero esto es un tiempo que tengo que darle a las cosas, a fin de cuentas de las 11 bateadas que prometí aguantar solo llevo como dos y media.

No me puedo caer ahora.