jueves, marzo 16, 2006

Naufrago X


Estuve perdido en un mar de pensamientos mucho tiempo, naufrague días y noches, mirando el firmamento y encontrando durante el día oasis imaginarios en forma de barcos que podrían rescatarme y no lo hacían.
Después de soñar con aves que volaban sobre mi cabeza, un viernes miré una gaviota en el cielo y a lo lejos se encontraba un punto inmóvil que al principio pensé que era otra jugarreta de mi imaginación, pero poco a poco se fue convirtiendo en una isla.
Como pasaron los días fui remando con lo poco que me quedaba de fuerza y fui construyendo en cada brazada un poco de la esperanza que ya casi perdía. Entre más me acercaba a ella al principio me alejaba, como si se estuviera protegiendo de su visitante inesperado.
Un día por la mañana toqué por primera vez la arena en mucho tiempo, no sabía en donde me encontraba pero llegar hasta ese punto fue una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Me quedaban pocas provisiones pero había llegado a toca la inalcanzable isla y estuve esa noche soñando acostado en la arena bajo las estrellas.
A la mañana siguiente feliz de estar en la isla caminé hacia un extremo y me encontré con un enorme muro que no era posible escalar y esa tarde regresé hasta el punto donde había dormido la noche anterior y pensé en seguir recorriendo la isla y buscando la razón por la que inicié hace algunos años este tortuoso camino.
Al otro lado de la isla se encontraba una selva tropical muy espesa, por donde caminé un tiempo, ya no era un naufrago, sino un ermitaño tratando de encontrar el camino hacia el otro lado en donde no sabía que tendría que encontrar. Cuando estaba a punto de desfallecer encontré la luz que calmó todo el frió que sentía.
Al quitar la ultima rama, encontré el hermoso valle donde me posaría durante un tiempo, era un lugar maravilloso, con una enorme cascada, árboles frutales y todo lo que había soñado cuando me encontraba flotando en medio de la nada. Allí estuve unos días comiendo los mejores manjares y bañándome en las aguas más transparentes y más puras.
La última vez que escribí estaba a punto de abandonar el valle y seguir adelante, ahora debo decir que me encuentro caminando entre lugares maravillosos, he conocido muchos lugares y he disfrutado mucho dentro de mi isla. Ahora no soy más un naufrago o un ermitaño, simplemente soy un habitante de la isla, una isla maravillosa y además estoy feliz.