viernes, marzo 24, 2006

Sofia

Un día se levanto Sofía de en medio de unas ramas y el sol hacía brillar su hermoso cabello rubio. Al abrir los ojos no tenía ni idea de lo que le estaba sucediendo pero no le importaba. Todo parecía muy normal pues había en ella una tranquilidad enorme y a su alrededor había mucha agua y el cielo era azul.
Encontró a unos pocos metros un pequeño sendero, pero el sol era tan intenso, que no le permitía mirar el fin del camino. Anduvo sobre la tierra húmeda con mucho cuidado, las pequeñas piedras lastimaban sus pies y ella no quería caer ni ensuciarse. Después de un rato caminando encontró en el suelo las huellas recientes que alguna persona había dejado ahí., pensó que tal vez lo encontraría adelante y podría pedirle ayuda para regresar a su casa.
De pronto el camino se terminó, no había nada delante de ella, más que unas grandes ramas. Se preguntaba en donde podía estar la persona que estuvo ahí. Sofía se internó entre las plantas con la esperanza de encontrar a alguien que le pudiera decir donde estaba y que hacía en ese misterioso lugar.
Después de unos cuantos metros dentro de la maleza y llego a la orilla del majestuoso lago que la rodeaba. Se colocó enseguida sobre una enorme roca caliente que molestaba un poco sus pies desnudos y trató entonces de mirar si al otro lado del río había alguien que le pudiera decir como regresar a su casa; Pero no se veía movimiento alguno.
Después de un rato, se dio cuenta de que no escuchaba más que el sonido de su respiración pausada, no escuchaba ni siquiera el ruido de las aves que pasaban en frente de ella, era como si el sonido se hubiese ido de pronto, el aire movía las plantas que la rodeaban sin emitir sonido alguno, – hola, ¿alguien me escucha? – exclamó Sofía, pero nadie contesto a su llamado y entonces gritó con mucha más fuerza – Hola ¿Hay alguien aquí? - de pronto un montón de aves salieron de entre las plantas tal vez asustadas por el ruido, pero sin provocar sonido alguno, - No hagas ruido –escucho un susurro; Sofía desconcertada dio un algunos pasos hacia atrás y cayo sobre un montón de hierba -¿Quién habla? – Preguntó Sofía preocupada. Pero no escucho respuesta alguna - ¿Quién eres? – volvió a preguntar en voz baja para no molestar a quien le pidió que se callara.
La voz otra vez susurrando le contesto, - Soy yo, el silencio – Entonces Sofía no volvió a pronunciar palabra alguna y poco a poco se fue despertando de su mágico sueño, escuchando el aleteo de las palomas que se posaban sobre la cornisa de su ventana, el pedaleo de algún ciclista que desfilaba enfrente de su casa y el viento que pasaba por un pequeño espacio abierto de su puerta, sonidos maravillosos que muchas veces olvidamos que existen.
DB. 12/Enero/2005

2 Comments:

Blogger Unknown said...

Sí se parecen mucho, sólo que tu historia deja una reflexión.

lunes, marzo 27, 2006 12:31:00 p.m.  
Blogger El Diez said...

Cada que leo tu blog me acuerdo de muchas cosas que he escrito y que me faltan por escribir.

Gracias por hacerlo.

lunes, marzo 27, 2006 5:10:00 p.m.  

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