En todas partes

Pienso que vamos descubriéndonos a cada paso, en cada mirada y en cada momento juntos, me cargo de ella cuando la miro y a veces el efecto me dura hasta cuatro días. Después la vuelvo a extrañar pero no como todos los días, sino con mucha fuerza, hasta que de nuevo la veo el fin de semana o un miércoles.
Llevo cuatro meses encontrándola, nueva, misteriosa, a veces lejana, a veces cariñosa e incluso algunas veces por más que la busco no la encuentro. Me acostumbro poco a poco a ella, a esta nueva vida, con sus ojos de almendra, su boca cerrada y su sonrisa abierta. A veces pienso que me gusta, pero realmente me encanta, simplemente, me encanta.
Entre todas las cosas que escribo para ella, escribí este pequeño y melosisimo poemita que se llama “En todas partes”, pues aunque no siempre esté cerca (como mañana que no la podré ver), está más cerca de lo que se imagina.

En todas partes

Estás en cada palabra de amor que escribo
en el beso silencio de felicidad que grito
eres la copa de vino, la luz de la mañana
y el sol que veo cuando abro la ventana.

Vives en cada una de las líneas del cuaderno
en mis ganas de vivir y en la sed que tengo
impresa por mi pluma ilusionada
en donde esta mi todo y donde está mi nada.

Estas en las cosas que miro por la calle
en la gente, el cielo, la montaña y el valle
eres parte de mí como el silencio.
como el hambre de ti cuando te pienso
y como el sol que ilumina el camino en que te veo.

DB. 9/mayo/2006